De Rivas a Kibera

El ripense Gabriel Coll colabora con el proyecto karibusana.org. Recién llegado de Kenia atiende a vivienrivas.info donde también ha ayudado BonLar. Ayudando a desde Rivas.

En ocasiones los grandes proyectos, las grandes ideas, surgen de charlas y encuentros fortuitos. La vida de Gabriel Coll, gerente del Instituto Europeo de Psicología Positiva cambia cuando en un evento de marketing conoce al deportista Miguel Camarena. Gracia a Camarena, Gabriel conoce el proyecto Karibusana.org en junio de 2019. Tanto Coll como Camarena tenían la intención de ayudar en un proyecto solidario. Camarena, incluso se plantea montar una Fundación. Es Miguel quien le hablar de Javier Aranguren, un profesor de filosofía de la Complutense que pretende sacar niños de la calle en Kibera. Este barrio de los suburbios de Nairobi ronda el millón de habitantes. Es un barrio de chabolas. La barriada mayor barriada pobre de Kenia y la segunda de África. Karibusana.org lleva trabajando tres años y les ayuda en la gestión de recursos Fundación Social. Con Gabriel hemos conocido muchísimas cosas de este proyecto y la ayuda que necesitan miles de niños en Kenia.

Todo empieza cuando en junio de 2019 conozco a Miguel Camarena. Es él quien me habla de este proyecto y de su anhelo de montar una fundación de estas características y trabajar con Javier Aranguren que lleva el proyecto de Karibusana.org. El gran proyecto es sacar niños de Kibera de la calle, escolarizarlos usando una infraestructura de casas de acogida a través de religiosas y trabajadores sociales. Aranguren vive en Madrid y es profesor de filosofía en la Complutense. Cuando Aranguren va a dar clase en Kenia conoce toda la problemática de Kibera.

Es el barrio más grande de chabolas. Con eso está dicho todo. Solo en Kibera hay 60.000 menores que viven en la calle que con sus padres. La mayoría por maltratos recibidos por los padres. El proyecto de Aranguren en tres años ha escolarizado a más de 170 niños. En España se colectan los fondos a través de Fundación Social que, con 30 años de experiencia, audita y gestiona que los fondos recaudados lleguen, como mínimo en el 85% del dinero, a Kibera.

Pues son como tres proyectos. Por un lado, tenemos la parte de colegios. Desert Streams of Kibera y Transform School. Son dos escuelas pequeñas (240 alumnos cada una). Cuando yo le confesé a Miguel mi interés por ayudar en algún proyecto educativa me invita a conocer a Javier y este proyecto. En este viaje iba a venir Javier, pero semanas antes de partir le diagnostican un cáncer de colón y le están tratando en estos momentos.

Pues la segunda es Kwetu Home of Peace. Esto esta dividido en dos lugares. Una está en Ruaí, en el barrio de Madraca. Aquí se hace un trabajo de rehabilitación con 20 niños durante tres meses. Les enseñan a comportarse entre ellos, convivencia e higiene. Tenían a un pequeño que llevaba siete años en la calle y no se había duchado en siete años. Cuando están rehabilitados pasan al otro hogar en Ruaí, ese es más grande, acoge a 70 pequeños. Aquí con tres trabajadores sociales y las monjas y les distribuyen por colegios .

Muchos llevan esnifando pegamento mucho tiempo. Las razones son que el pegamento les abstrae de la realidad, les ayuda a olvidar el hambre y el frío.

Así es. Es uno de los aspectos más interesantes. Entre el 15 y el 20 % de lo que necesita este hogar para sustentarse ya lo están produciendo. Lo autogestionan. A través de la escuela y la gestión de las monjas. Además, tienen tres invernaderos en las que producen fruta y verdura para consumo propio y para vender. También han montado un dispensario médico, una consulta.

Son ayudas directas a las familias de estos niños para que monten algún pequeño negocio para mejorar la vida de las familias y por ende del chaval. Estas ayudas se dan, si son necesarias, después de estar dos años en este lugar de acogimiento.

Pues me han sorprendido dos cosas. Los peques han visto y vivido cosas que si nos hubiera tocado a nosotros vivir no hubiéramos resistido. Sin embargo, afrontan todo con gran alegría.

Por otro lado, los más mayorcitos. Algunos han ido a la Universidad, tienen un gran nivel de exigencia con las monjas. Se acostumbran a exigirles lo que quieren. Parece que las monjas tienen obligación de comprarles todo. Se van al otro extremo porque les hace falta herramientas para acoplarse y gestionar sus emociones y cambiar la mentalidad. Necesitan un equilibrio emocional

No. Te explico. Si la monto yo ahora, hasta que funcione, voy a tirarme tres años intentándolo. Es mejor sumarnos Miguel y yo como socios a la infraestructura que ya tiene Karibu Sana y avanzar. Nosotros dos vamos a ayudar en conseguir fondos, apadrinamientos de niños por una pequeña cantidad mensual, material y, también, como somos coachers vamos a hacer ese trabajo de mentalidad y cambiar algunos aspectos. Ya hemos dado alguna formación para ese cambio de mentalidad. Así que sumaremos en formación y la captación de fondos.

Pues sí. Hemos dormido con ellos, no en las mismas habitaciones, pero si en la misma zona. Hemos hecho muchas reuniones y un día de turismo. Ha sido una experiencia de vida. Hemos llevado también ropa, material escolar y de oficina. En este último ámbito ha colaborado BonLAR. Hemos llevado balones y juegos.

Pues sí. Nos hicieron hasta una fiesta de bienvenida cuando llegamos. Todo el amor que das a estos peques te lo devuelven. Cuando vuelves, valoras muchísimo ducharte en tu ducha, dormir en una cama. Es una experiencia brutal de la que aprendes muchísimo. Te ayuda a darte cuenta que con muy poco puedes ayudar a otros seremos humanos a estar mejor.